Hay buenos motivos para sostener que la ex rectora de la Universidad Nacional del Comahue y vice-gobernadora electa, Ana Pechen, tiene estrechas relaciones con el mundo de los dinosaurios.
Su “desembarco” en la UNCo, gestado, promovido y concretado por el extinto ministro ultra-sobischista, Jorge Gorosito, se asemejó al impacto de ese asteroide que, según dicen los que saben, acabó con la mayor parte de los dinos hace unos 65 millones de años. Dicho en criollo: al cabo de cuatro años de gobierno, Ana dejó una universidad al borde de la extinción. Algún lector sutil dirá que la metáfora es inapropiada porque, en rigor, Pechen fue la más devota protectora de los dinosaurios de la universidad. Como sea, Ana tiene algo que ver con estos bichos.
Otra visible relación de Ana con los dinosaurios es su alianza explícita con la familia Sapag. Nadie olvida que en sus últimos estertores, el sector “amarillo” del MPN, liderado por el eterno don Fe, adoptó un dinosaurio como símbolo de campaña (ignorando, acaso, que justamente “dinosaurios” era el apodo que se le daba por aquellos años a la corrupta cúpula del PRI mexicano). Y aunque Jorge Sapag, compañero de fórmula de Ana, tomó cierta distancia de los dinos familiares, sigue siendo astilla del mismo palo (o espécimen del mismo linaje).
La reciente foto de una exultante Ana junto al “gordo” Hugo Moyano es otra señal inequívoca de la afición de la vice por los “lagartos terribles”, especialmente los predadores.
Será por todo esto que ahora Ana también tiene dinosaurio propio. Sí, un dinosaurio de por aquí nomás lleva el apellido de Ana. Hagan la prueba: en Google escriban Muyelensaurus pecheni, y después me cuentan.
O mejor les cuento ahora. En poco tiempo más se publicará en la revista especializada brasileña Arquivos do Museu Nacional un artículo titulado “Muyelensaurus pecheni. Un nuevo saurópodo titanosáurido del Cretácico Tardío de Neuquén”. Se trata de una bestia que pertenece a un género y una especie nuevos, según lo indica (en jerga científica que omitimos) el título del artículo.
Los autores del paper son los paleontólogos Jorge Calvo, Juan Porfiri y Bernardo González-Riga, miembros del Proyecto Dino, una iniciativa científico-turística de la UNCo instalada a orillas del lago Los Barreales (http://www.proyectodino.com.ar/). La escueta información que aparece en Internet no permite conocer el o los motivos semejante homenaje a la Dra. Pechen. Pero es bastante común que los paleontólogos usen los nombres de sus benefactores cuando se trata de designar una nueva especie. Por ejemplo, el titanosaurio Futalongkosaurus dukei, recientemente descripto por estos mismos autores y hallado en este mismo yacimiento, lleva inscripto un reconocimiento al financiamiento otorgado por la empresa Duke Energy, operadora de la central hidroeléctrica de Planicie Banderita y de la central térmica Alto Valle.
En fin, Ana no puede quejarse: hizo su trabajo en la UNCo, llegó a la vicegobernación y ahora tiene la inmortalidad asegurada en el nombre de un dinosaurio bien popular y bien neuquino.