sábado, 11 de abril de 2009

Un poema tranquilo


Cuando la música está lo suficientemente lejos el párpado no se mueve muy seguido

y las cosas están quietas como la lavanda sin aliento ni réplica distante.

Entonces la nube es arrastrada tan sutilmente por la plateada máquina voladora

que el solo pensarlo retumba increíblemente; el sonido del motor cae

como una moneda al fondo del océano y el ojo no parpadea

como cuando bajo el fuerte sol una moneda se eleva y rasga el aire cercano. Ahora,

despacio, el corazón respira la música mientras las monedas yacen en la húmeda arena amarilla.

Frank O'Hara
Trad. F. Lizárraga